miércoles, febrero 07, 2018

Convivencia Tai Chi Cristiano: Villa Puio, Donostia


Edurne nos comenta las pasadas convivencias de enero en Donostia, y nos envía dos fantásticas imágenes


CONVIVENCIA TAI CHI CRISTIANO: VILLA PUIO, DONOSTIA (ENERO 2018)

Este año nos hemos vuelto a encontrar en Villa Puio, en la undécima edición para convivir y compartir nuestra experiencia, para ahondar. Ha sido la familia cántabra y vasca el núcleo, y la guinda ha venido de Zaragoza y Cataluña.
El viernes llegamos cuando se iniciaba una tormenta de agua y tuvimos que ir a rescatar a Montse que se había refugiado tras un árbol y no era capaz de dar un paso en medio del temporal. Tuvimos la visita fugaz de Víctor de Zaragoza que vino con su hija Lucía a saludarnos. Estaba en Sanse por motivos laborales y al enterarse de nuestro encuentro, allá se animó y a nosotros nos hizo mucha ilusión. Como la casa de espiritualidad está en un alto, el viento sopló con gusto por la noche, pero al día siguiente la climatología mejoró y pudimos hacer el calentamiento y el taichi de la tarde al aire libre. El sacerdote que venía a celebrar cada día nos daba el parte meteorológico, allá siempre 2 grados menos que en el centro de la ciudad.
Las hermanas  nos han recibido con mucha cordialidad, nos tratan como de casa. Yo quise celebrar mis bodas de plata en el taichi en esta convivencia. Justamente en la primera semana de enero se cumplían 25 años que conocí a Peter en una convivencia organizada por Luisa en el Monasterio de Angosto (Alava).
Nuestras convivencias cada vez son más redonditas, se convive mejor y el cariñito familiar fluye alegre. El tema de la convivencia estaba sacado del capítulo LII “en la debilidad radica la fuerza”. Había quien no le gustaba la palabra debilidad pero sí fragilidad. Miramos en la RAE y nos reímos con una de las acepciones de fragilidad. “Dicho de una persona que cae fácilmente en algún pecado, especialmente contra la castidad.” Debilidad tiene contrario, dureza, pero fragilidad no. Nacho nos dijo que se han inventado la palabra antifragilidad. Nos explicó que el diamante es lo más duro, pero a la vez es frágil y fácil de romperse. Peter nos decía que lo duro se rompe, en cambio la flexibilidad, el bambú, puede superar situaciones adversas sin romperse. Nacho también nos habló de un concepto del que se está hablando bastante, resiliencia. Tiene una acepción puramente física, es la capacidad de un material de regresar al estado inicial tras cesar la circunstancia que lo ha perturbado. También se considera como la capacidad de superación y adaptación a una nueva situación vital de las personas, en este caso no se vuelva nunca al punto anterior.
¿Cuándo me siento débil? Cuando reconozco mis incapacidades, mis oscuridades,  mis mal hechos, mal hablares, etc. eso que no me gusta de mí mismo. Pero ese sacar a la luz lo que está oculto es lo que da fortaleza, porque el asumir es integrar en la vida, es dejar de repetir acciones inconscientes. En su libro “Chi Kung cristiano” en la página 219, (para practicar el wu wei porque acción nos lleva a reacción y si seguimos a violencia” Peter dice “enseñar paciencia y esta comienza por la madre. Así el débil es el fuerte, el que aguanta”. Jesús ya nos lo dijo, “vosotros solos no podéis nada”. Ya sabemos que aceptar es el primer paso, Nacho nos dijo que es el más difícil y que para animarse se dique que con eso ya está el 75% cumplido. Soltar, sacudir, dejarlo pasar como las nubes (entre nube y nube un trozo de cielo para gozar). ¡Con lo fácil que es! ¿Por qué nos cuesta tanto? ¿Por qué somos tan cabezones? Txema nos dijo que lo que le mueve es la curiosidad, como un niño va indagando y nos dimos cuenta que esa capacidad de jugar, de disfrutar, de ser espontáneo con experiencia es lo que nos lleva a la madre. Jesús nos dijo “si no os volvéis como niños no entraréis en el reino de los cielos”. Dijimos que vamos tomando conciencia de ese niño que demanda atención y cariño, en la medida que vamos quitando coraza. Cristina nos recordó la respiración de un bebé, con todo el cuerpo, la sonrisa interior que es tan curativa. Carolina mencionó esa respiración en la que nos sentimos respirados. Cap. LII “Quien conoce al hijo y se queda con la madre está libre de peligros durante toda su vida”. No perder ese hilo que nos une a la madre, a lo natural, otra vez el dejarse hacer, el acto humano, solo moverse por necesidad. “Mantén cerradas las puertas y no tendrás penas hasta el final de tus días”. El lunes se leyó el Evangelio de Jesús cuando en la barca llega a tierra de los gerasenos y encuentra un endemoniado encadenado al lado del cementerio. Jesús pregunta “¿Cómo te llamas? “Legión”. Tener cerradas las puertas, significa tener la determinación para no pensar, no hablar, no dudar y no excitarse. Creo que por fin he entendido lo que significa “Soy como soy, estoy como estoy, estoy como soy, soy como estoy”. Para mí es en cada momento decidirse por  “todo está bien en este momento”. Lo relativo y lo absoluto se encuentran en ese momento, punto crucial.


Tuvimos la visita sorpresa de Gonzalo que apareció el domingo a la tarde mientras hacíamos el taichi. Nos alegramos mucho de verle, compartimos la tertulia y nos contó que hace de monitor para un grupo en la ONCE, con personas con grandes deficiencias en la visión. 
También hablamos de que en el corazón han encontrado un número importante de neuronas, lo que le da a este órgano la capacidad de cordializar y armonizar las experiencias humanas. Entonces me vino la imagen del equilibrista con los brazos abiertos, es otra  cruz, y me di cuenta que en el punto crucial está el corazón.
¡Muchas gracias querida familia¡



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante todo, Edurne. Tu narración de la convivencia y el artículo de la Contra. Muchas gracias.
Hilda

Pandora dijo...

Pue sí, se agradece el resumen. Clarito y ameno, como siempre, Edurne. Me pregunto quién es esa Montse que dices ...tras el árbol. Venía por el Rincón?, no sé si sale en la foto final de grupo.
Un abrazo
Isabel